HISTORIAS
A todos los animales que residen en el Karpin se les ha privado de la libertad de vivir en la naturaleza junto con sus familiares. En el parque se les asegura una vida digna pero las secuelas de sus historias son, en muchos casos, irremediables. Aquí recopilamos algunas de las más habituales:
EFFI
Effi es un dingo, mitad lobo, mitad perro. Se trata de una subespecie de lobo procedente de Australia. Su madre sufrió de la cadera y toda su camada heredó esa enfermedad. Effi, que ahora tendrá aldrededor de 17 años, sigue con apetito a pesar de su escasa movilidad. "Se pega sus paseos por el recinto como una señora por las mañanas", comenta Laura Saiz, cuidadora.


GINA

Este mono tití de pelo blanco se llama Gina. Aunque originalmente proviene de Brasil fue rescatada de un restaurante en Holanda donde la dejaban suelta por la cocina. Es omnívora aunque lo que más le gustan son los insectos.
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Los primates tienen una capacidad de raciocinio superior al resto de especies por eso la adaptación al nuevo hábitat es más complicada debido a los traumas que les ha podido causar su vida anterior.
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Concretamente esta especie es de tamaño pequeño, parecido a una cabeza humana. Más fácil para el traslado y por lo tanto para el tráfico.
"Un mono como este en el mercado negro puede costar alrededor de 3.000 €", comenta su cuidadora.
HANNIBAL

Los corzos en cautividad al hacerse mayores se hacen muy violentos. Hannibal, como cada año, perdió sus cuernos y ahora le están creciendo unos nuevos que serán más robustos y fuertes que los anteriores.
Cuando se piensa en un corzo se tiende a creer que saldrá corriendo, como sería normal en la naturaleza, Hannibal, en cambio, tratará de envestir con los cuernos a cualquiera que se le acerque dado que ha sido criado en cautividad y es la forma que tiene de expresar su "superioridad en la manada".
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JOKO
Llegó joven a la manada de los monos cangrejeros. Este tipo de primates son jerárquicos por lo que en todas las manadas existe un líder. A la llegada de Joko, el resto de la manada se unió a él e hicieron un motín para "destronar" al que en ese momento era el líder para coronarle nuevo jefe. Gracias a su puesto siempre es el que primero come. Es tosco, arrogante y orgulloso.

BRUNO
Bruno fue rescatado hace 4 años cuando era sólo un bebé y todavía tomaba biberón. No pudo ser educado para una vida en libertad y por lo tanto desde los 2 meses hasta el fin de sus días tendrá que vivir en el Karpin. Comparte recinto con una osa mucho mayor que él, de 25 años, con la que se lleva bien y ambos son muy felices. "Es como un niño, todos los días me espera a que le lleve la comida, me reconoce la voz e incluso juega con la manguera cuando toca limpiar la osera", comenta Laura Saiz.

